viernes, 19 de abril de 2013

Mis libros I: El Médico, Noah Gordon

Pocas festividades me parecen tan bonitas como el Día del Libro. Por ello he decidido celebrarlo desde este mi blog dedicando algunas entradas a esos libros que son MIS libros. Puede que no sean los mejores, los más vendidos o conocidos, puede que para otros pasaran sin pena ni gloria, puede que no figuren nunca en esas listas de clásicos universales, de obras-que-hay-que-leer. Puede que con esta selección yo demuestre mi nulo gusto y total incultura, pero, oiga, qué más da. Son mis libros, los que me acompañaron en momentos importantes de mi vida, los que me tocaron la fibra porque parecían escritos para mí, los que me dieron consuelo cuando lo necesitaba y secaron lágrimas en su papel.  Mis libros, señores. 


Comienzo por un clásico de los best-seller que, prácticamente, todo el mundo ha leído. Y si no lo habéis hecho, no sé a qué esperáis. Cuando este libro cayó en mis manos, servidora pasaba por una época de esas negativas propia de la adolescencia. Qué rollo todo. Qué mal. Que me dejéis en paz ya. Me limitaba a leer los libros de siempre, esos que ya sabía que me iban a gustar porque me los había leído veinte veces. No tenía ninguna apetencia por probar nada nuevo, no quería adentrarme en ninguna historia, todos los libros me parecían pestiños infumables y completamente alejados de mí. 

Entonces, un buen día mi amiga E me llevó a rastras a la biblioteca y me obligó a sacar prestado un ejemplar de El Médico. Un ejemplar grande, gastado. Recuerdo todo de aquel libro, su olor, el tacto de las páginas, los lugares en los que el forro estaba rasgado, su peso. Recuerdo mirar su portada y pensar, "uf, qué rollo, por favor, que no tengo cabeza para estas historias". Pero E puede ser muy insistente si se lo propone, y allá que nos fuimos, El Médico y yo, a casa. 

Era verano. Tardes eternas. Yo sentada en el suelo de mi habitación, El Médico y la sensación de "tengo que leerlo, vamos allá". Y allá fuimos. 

Se convirtió en mi libro casi de inmediato. Que estuviera a punto de estudiar Filología Árabe (y que una parte de mí se arrepienta aún de no haberlo hecho) fue su culpa. Como fue su culpa que aún me sepa de carrerilla el nombre de Avicena, Abu Ali Al-Hussein Ibn Abdullah Ibn Sina, que durante un tiempo viviera fascinada por el imperio persa, que aún sueñe con ir a Constantinopla, perdón, Estambul. En fin, todo. 

Pero, dejando a un lado las ensoñaciones propias de una adolescente por una novela como esta, El Médico fue determinante porque fue el principio. Marcó un antes y un después en mi modo de enfrentarme a la lectura. Perdí el miedo a los libros largos, me dejé atrapar por otras muchas historias a las que no me hubiera acercado si un inglés disfrazado de judío que se cruzó el mundo para estudiar Medicina en Persia no me hubiera llevado de la mano. 

Por todo ello, se merece el primer puesto en esta lista. Gracias, Rob J. Cole. 

(Si os preguntáis si después leí Chamán y La doctora Cole, la respuesta es sí, claro, al igual que El Rabino y El último judío, todos de Noah Gordon, pero nada, nunca, fue igual a lo que significó El Médico. Aún así, todos son muy recomendables.)




3 comentarios:

  1. me alegra leer esto la verdad xD
    este libro me lo recomendaron no hace mucho y lo tengo pendiente para leer ^^
    yo ahora que estoy en faceta lectora total también tengo muchas ganas de que llegue el día del libro ♥

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  2. Es uno de mis "tienes que leerlo o te doy un latigazo" de este 2014. No había leído este post. A ver si adelanto con unas cuantas cosicas que tengo pa leer por aquí, y me voy a la biblioteca a por él -que no sé si estará disponible, con eso de la peli.... :)

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