miércoles, 20 de julio de 2016

Stranger Things

Llevo sólo tres capítulos pero no me resisto, tengo que escribir algo sobre esta serie. La serie del verano. Y, con probabilidad, la serie del año. Al menos para muchos entre los que me incluyo encantada, aunque, eso sí, estoy pasándolo muy malamente porque una es de natural miedica. A estas alturas ya de mi vida como comprenderéis no voy a negar la evidencia. Soy de canguele fácil. Un pasillo, una luz que va y viene y un poco de música de suspense y ya me veis con un cojín en la cara lanzando grititos. Una gallina totalmente vergonzante, lo sé. Pero me lo paso bien con mi drama. 

Total, lo que os decía. No me resisto a escribir algo de esta serie, aunque aún me queden cinco capítulos. Me los estoy racionando, uno cada noche, aunque es probable que mañana acelere y el viernes la termine.

¿Cómo es Stranger Things? 


Stranger Things es volver a tener 11 años. Es verano y las tardes se convierten en noches sin darnos cuenta, mientras pasamos de un juego a otro, mientras montamos en bici por el barrio y nos adentramos en esa zona prohibida, donde dicen que hay un pozo oculto. Es volver a encontrar el misterio y la aventura a la vuelta de la esquina, en esa casa en ruinas que está en la arboleda donde vamos a merendar, en ese árbol en el que nos subimos para otear el horizonte, en las piscinas abandonadas donde nadie ha entrado desde hace décadas, en los chalés a medio construir en los que nos colamos para fisgar, en la caja que enterramos con algunas monedas y una carta dirigida a los que nos sucedan en el arte de creerse Indiana Jones o los protagonistas de Los Escarabajos vuelan al atardecer. ¿Os imagináis? Dentro de 100, 200 años descubrirán la caja y sabrán de nosotros. 

Stranger Things es la infancia de toda una generación. Esa que supo de El Señor de los Anillos por los juegos de rol, que disfrutaba con los libros de Elige tu Aventura y similares y a la que Harry Potter le gustó porque reunía en una sola historia todos los mitos y leyenda que ya sabíamos, que ya conocíamos acerca de los magos. 

Stranger Things es regresar a casa tras jugar en la calle y tumbarse en el sofá. En la tele están los Gremlins o El joven Sherlock Holmes o alguna de Indiana y mientras saboreas un helado piensas en nuevas aventuras que vivir con tus amigos, cuando salgas al día siguiente por el barrio, como harás cada tarde de aquellos años, de aquella infancia que parece eterna aunque esté a punto de acabarse. 

Stranger Things es todo eso y es más. De ahí la locura. Disculpadnos, jóvenes padawanes de generaciones posteriores... Los 80 y parte de los 90 fueron así y así los vivimos, nosotros, los últimos que no crecimos alrededor de internet. Espero que sepáis comprendernos. :)

5 comentarios:

  1. Sois malos. I can't. Empiezo Doctor Who y ahora esto. A ver si me acabo Outlander, que me está costando la vida, y me pongo con esta :D

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    1. Yo Outlander hace ya que la dejé tiempo... Mucho lirili y poco lerele... XD

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    2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. ¡Hola!
    He leído anteriormente alguna entrada del blog pero creo que es la primera vez que me dejo caer por aquí ;).
    Estoy viendo tantas referencias buenísimas de esta serie que quiero empezarla, YA a ser posible, pero aquí una es también de natural "cagueta" y eso es lo que me frena un poco xD

    Me voy a tomar la libertad de recomendarte una novela que es muy de este estilo, nostalgia pura, y que a mí me encantó: El pantano de las mariposas, de Federico Axat. Va muy en la línea de lo que comentas en la entrada.

    ¡Besos!

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    Respuestas
    1. Hola, Bréa,

      Gracias por comentar! No te preocupes, no da miedo siempre, solo algunos momentos. Se deja ver.

      Mil gracias por la recomendación del libr0, me lo apunto para este verano.

      Un beso!

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